diumenge, 26 de gener del 2014

POSDEMOCRACIA – COLIN CROUCH


Mi trabajo está basado en la lectura del libro de Colin Crouch “Posdemocracia” y el visionado del documental “¿Qué democracia?” de Patricio Escobar, cuyo enlace indiqué en la primera entrega de este trabajo. Intentaré trazar paralelismos de pensamiento entre los argumentos de Crouch y los temas que se mencionan en el documental. Creo que este documental estrenado en el mes de abril de 2.013 en los parques y centros culturales de Buenos Aires, expone de forma clara las contradicciones de la democracia representativa, el sistema que hemos recibido como herencia y que para la gran mayoría de ciudadanos del mundo parece ser el mejor sistema de gobierno.

Es el menos malo de los sistemas, no hay otro mejor” es la frase que nos tranquiliza, pero no cuestionamos que al sistema le es imposible sostener en la práctica los principios de su teoría, como por ejemplo, “todos somos iguales ante la ley”. Un sistema capitalista se basa en la desigualdad y las jerarquías, ¿cómo pues puede convivir con el verdadero espíritu de la democracia que se basa en la igualdad de todos los seres humanos?. (Patricio Escobar).

A continuación pasaré a exponer y comentar en orden cronológico del documental los síntomas de una enfermedad llamada “Posdemocracia”. Apoyaré por tanto las tesis del sociólogo Colin Crouch y del periodista Patricio Escobar, con el fin de discutir lo que nos ha sido impuesto, y ejercer la libertad de cuestionar lo que durante tanto tiempo parecía incuestionable, pues en este ejercicio de libre expresión se halla el verdadero espíritu de la democracia, la de una democracia que nos ha sido negada y cambiada por una falsa democracia que ha logrado una sociedad apática y decepcionada.

Les delegan una responsabilidad y se toman otras atribuciones. Con las imágenes de la policía cargando contra la ciudadanía, en Tinogasta, Catamarca (Argentina), comienza el documental. Unas imágenes que valen más que miles de palabras, y que nos perforan el alma con la voz desesperada de la mujer “Les delegan una responsabilidad y se toman otras atribuciones”. Esta es la impotencia que se siente ante un sistema que nos engaña cuando se traspasan los límites del poder que ha sido designado. Este es un punto de los discutidos por Crouch, la ciudadanía en ningún momento otorgó con su voto el derecho a acciones semejantes. Es por tanto este abuso de la fuerza una señal de alarma y una luz roja que nos avisa de que la democracia actual no es en realidad democracia, sino que a mi juicio se trata de una dictadura disfrazada. ¿Están los cuerpos policiales al servicio de la sociedad o contra ella?. ¿Dónde están los límites al uso del poder?. ¿No debería este tema ser valorado, aceptado o rechazado por los mismos ciudadanos que votaron a un partido en particular, partido que gobierna y que permita acciones que los que les dieron el poder rechazan?.

Todo está organizado para que la participación real de los ciudadanos sea imposible. Con esta frase Escobar nos explica su decepción con un sistema democrático que no es lo que parecía en un principio, y se pregunta: “¿si sabemos que los políticos son corruptos y que verdaderamente no participamos en las decisiones importantes, por qué seguimos votando?”. Una buena pregunta, ¿quién la puede responder?. Es como si la democracia existente nos tuviera anestesiados dándonos un poco de pan para mantenernos callados, y así no luchar por algo que poner dentro del pan. Ellos, los gobernantes, tienen que poner dentro del pan, ¿por qué los ciudadanos no pueden permitirse ese mismo privilegio, si la igualdad de derechos es esencial en la auténtica democracia?. ¿Te has tomado tú la pastilla anestesiante?. La libertad es cambiada por un poco de pan, por un mínimo de seguridad, por tener al menos algo que llevar a la boca. Es el miedo a perder lo poco que tenemos que nos impide luchar por la verdadera democracia. Hay que estar dispuestos primero a perder, para poder ganar después el verdadero espíritu democrático, y eso aunque a muchos les cuesta la vida. ¿Pero quién está dispuesto a perder la vida?. ¿Hay gente en la nueva generación dispuesto a ello?. ¿Quién está dispuesto a luchar hasta la muerte por los auténticos ideales de la democracia?.

Falta de representatividad ciudadana. Escobar nos demuestra con cifras reales como la participación electoral ha descendido desde las primeras votaciones en Argentina en el año 1.983 por causa del desencanto de aquellos que no se sienten representados. Debido a esta escasa participación electoral los partidos políticos pueden ganar las elecciones y gobernar el país con tan solo una minoría, cuando el porcentaje que les dio la victoria se compara con el número total de habitantes y no con los que fueron a votar. Así, una gran mayoría no se siente representada. ¿Alguien se pregunta o preocupa de los motivos de la baja participación electoral?. ¿No se trata este hecho de un síntoma de enfermedad para el que habría de aplicarse alguna medicina?. La respuesta es obvia, ¿para qué votar si mi voto no servirá para nada?. Si toda la ciudadanía se sintiera debidamente representada y sintiera que su voto tiene una utilidad, ¿no aumentaría drásticamente la participación electoral?. Si eso ocurriera sería una señal de recuperación de la salud democrática. La ilusión en la democracia ha muerto, y eso queda refrendado por la escasa participación de la población en las elecciones.

La política es un deporte de millonarios. Con dinero se construye al candidato, hay que instalarlo para que lo conozcan, que cuesta de 5 a 10 millones de dólares. Puro marketing político, se vende al candidato como si fuera un producto con técnicas y estrategias publicitarias. Campañas electorales basadas en emociones, que apelan a los sentimientos y a la psicología del ser humano. Si se necesita tal cantidad de dinero para dar a conocer a un candidato, ¿qué ocurre con aquellos que quieren presentarse al pueblo como candidatos y no poseen tal cantidad de dinero?, pues que estarían claramente en desventaja, una desigualdad que debería contar con alguna fórmula para su corrección. Así pues el ejercicio de la política se ha convertido en un ejercicio tan solo para aquellos que pueden disponer del capital necesario, dejando fuera candidatos que podrían ser perfectamente válidos para gobernar. Este sistema de financiación de los partidos políticos rompe nuevamente con el concepto de que todos los ciudadanos tienen los mismos derechos, ya que en política, si no tienes apoyo económico no eres nadie. Para conseguir el dinero necesario luego tienen que realizarse favores, con lo que se favorece un caldo de cultivo para la corrupción. Dinero a cambio de futuros favores, con lo que después nos encontramos con que las acciones políticas no se ajustan a lo que prometieron, porque los gobernantes tienen que devolver de alguna forma los apoyos conseguidos, dando la espalda así a las necesidades de aquellos que les votaron. Es posible la creación de un sistema de pago de las campañas políticas que favorezca la igualdad de acceso a todos los participantes, sin tener en cuenta su capacidad de contar con el dinero necesario.

Los políticos son sordos a las necesidades de los ciudadanos. Ellos te ofrecen todo hasta que ganaron las elecciones, después los que votaron se vuelven pasivos, sin poder ejercer ninguna influencia en las decisiones que directamente les afectan. Una estafa en realidad, cuando la democracia se convierte tan solo en unas promesas que luego no se cumplen, y la resignación de una población que no conoce a día de hoy un sistema mejor. Pero existe una rebeldía silenciosa, que hasta la fecha aún no se ha manifestado. Esta rebeldía queda de manifiesto observando el porcentaje de ciudadanos que no votan como forma de mostrar su disconformidad con el sistema. ¿Para qué votar si después aquellos a quienes han apoyado no quieren escuchar sus necesidades?.

La voluntad no se puede delegar. Podemos delegar una responsabilidad, pero no vender la voluntad, entregando un cheque en blanco a quien gobierna, para que este haga lo que se le antoje. Este lamentable forma de funcionar hace necesario la creación de un sistema democrático que permita a la sociedad involucrarse en la toma de todas las decisiones importantes. Esto podría ser posible mediante las nuevas tecnologías, permitiendo el voto de cada uno de los temas expuestos mediante el voto a través de Internet. Esto eliminaría de un plumazo la crisis de la democracia representativa. Si bien es cierto que la toma de decisiones se vería encarecida, este aumento de los costes podría compensarse con una fórmula satisfactoria para todos. Que las decisiones se tomarían con más lentitud es probable, pero merecería la pena si con ello se lograra el voto activo.

Finaliza el documental con las crudas palabras de una reportera: “La democracia es el único instrumento del que disponemos y es un hecho que nadie discute”. Pero esta afirmación no debe implicar que nos debamos cruzar de brazos y aceptar las deficiencias del actual sistema democrático. Según Colin Crouch otra clase de democracia es posible, y yo estoy de acuerdo con sus argumentos, ya que son tan lógicos que convencen por su propio peso, excepto a aquellos a quienes no les interesa el tipo de democracia que Crouch defiende, esto es, a todos aquellos que apoyan el sistema capitalista que mantiene raptada a la auténtica democracia.

Dos aspectos negativos que se esgrimen contra las teorías que postula Crouch:

  1. El encarecimiento de los costes en la toma de decisiones.

Propongo absorber esos costes mediante el empleo de unas fórmulas que cubran los gastos “extras”, fórmulas consensuadas que satisfagan a la mayoría de los ciudadanos. El objetivo hace que merezca la pena asumir el incremento del gasto económico: Conseguir el voto activo y la máxima representación ciudadana.

  1. La lentitud en la toma de decisiones.
No estoy seguro que la participación ciudadana provocara un retraso en la toma de las decisiones importantes. Y aunque así fuera, es mejor decisiones lentas y acertadas, que satisfagan a la gran mayoría de votantes, que decisiones rápidas que causen el descontento y la impotencia de los ciudadanos.


* Para el desarrollo de mi trabajo tan solo he utilizado el libro de Colin Crouch “Posdemocracia” y el documental “¿Qué democracia?” de Patricio Escobar.


 http://www.youtube.com/watch?v=kOMcMgV1no8

Juanjo Conejo
Estudiante de 1º de periodismo


















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