diumenge, 26 de gener del 2014

HELD VERSUS MERKEL


Desde 1.648 hasta 1.945 con el modelo de gobierno Westfalia, en que los gobiernos soberanos no tenían en cuenta la repercusión que sobre otros estados tendrían sus decisiones, pasando por el modelo de gobierno “Carta de Naciones Unidas” con una ONU que no se ajustaba a esos principios de gobierno, llegamos a la democracia actual, la cual para muchos, como dijo Francis Fukuyama, es el orden político último.

No obstante, según los argumentos de Held, nuestra actual democracia tiene muchas deficiencias. Por esta causa Held propone una nueva democracia a la que llama “Democracia Internacional Cosmopolita”, debido al desorden mundial que según su opinión está prevaleciendo en amplio contraste con la idea fallida de un nuevo orden internacional. Held defiende conceptos tales como “Extensión de la democracia a todas las naciones”, “Requerimientos morales de carácter Internacional”, y “ciudadano activo”, entre otros, para argumentar a favor de lo que él llama “otra dimensión de la democracia”.

He escogido la noticia aparecida en la página 6 de “La Vanguardia” del 22 de septiembre de 2.013, donde Rafael Poch, corresponsal de Berlín, nos ofrece un retrato crítico de la canciller alemana Merkel, porque las ideas que la canciller defiende están en clara oposición a los planteamientos de Held para una democracia internacional más cooperativa y solidaria entre los diferentes estados-nación. Las políticas que Merkel defiende indican que la canciller no cree en las ideas que Held postula.

Y mientras Alemania vota, Europa espera, porque tal como expone Held, las decisiones políticas de una nación pueden afectar a los intereses económicos y sociales de otra, razón por la que Held sugiere una democracia cosmopolita que restrinja los ámbitos de poder y controle las políticas sectarias, para evitar que las decisiones de unos estados afecten a otros. Se necesita por tanto, y haciendo eco de las palabras de Held, un compromiso con la verdadera democracia, para garantizar un progreso sostenido a nivel internacional. Las políticas de Merkel dan la razón a Held, en cuanto a que nos hallamos ante una prueba crítica de la democracia.

Entretanto que Held defiende una mentalidad internacional, Merkel piensa más en términos nacionales que europeos. Así mismo, Merkel defiende la idea de que la democracia debe adaptarse al mercado, sistema político practicado en algunas naciones, que según Held, causa confusión entre los límites de las esferas pública y privada, y entre la autoridad pública y el poder económico, lo que nos lleva a un panorama de nuevas incertidumbres políticas.

Según Held, las desigualdades de género son una asignatura pendiente de la actual democracia, entretanto que a Merkel la situación de la mujer le deja manifiestamente indiferente. Una observación detenida de la canciller revela además una obsesión por el tema demográfico, lo que le lleva a introducir políticas de desmonte social, en contraposición a Held, que defiende una comunidad cosmopolita, que integre un amplio consenso entre las diferentes culturas, valores y creencias.

Merkel parece no estar preocupada por la advertencia de Held de que la democracia necesita de unas reformas urgentes, sino que se revela como una conservadora de viejos sistemas de gobierno que ya han demostrado su ineficacia en el pasado, y desmerecen la importancia de las relaciones democráticas entre las diferentes naciones-estado para alcanzar una democracia internacional cosmopolita, según los valores que Held defiende.

Para concluir, es interesante observar las grandes diferencias de pensamiento político entre Held y Merkel, diferencias que por falta de espacio no puedo tratar de forma exhaustiva, pero que serían muy útiles para un estudio más profundo sobre el tema que nos ocupa.

Juanjo Conejo 
Estudiante de 1º de periodismo 

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