diumenge, 31 de maig del 2015

DESINFORMACIÓN EN LA ERA DE LA COMUNICACIÓN





A mediados del siglo XV Gutenberg revolucionó la comunicación con su invento: la imprenta. Esta nueva máquina puso al alcance de todos la posibilidad de comunicarse a gran escala. Pero enseguida se levantaron los poderes políticos y religiosos, había que silenciar a la sociedad para seguir manteniendo su hegemonía. Estamos en el siglo XXI y este patrón no ha cambiado, aunque nos hallemos en un mundo falsamente llamado democrático. El periodismo ha perdido su papel social como denunciante de las lacras que nos envuelven, y en muchas ocasiones se ha vendido a la conveniencia económica, convirtiéndose en un mero negocio, perdiendo de esta manera su fuerza moral.

Hay programas que pierden el tiempo dedicándolo a noticias que se dedican a mantener la mera curiosidad de los ciudadanos en lugar de profundizar en el por qué de las noticias que de verdad son importantes. En el periodismo cuando se redacta una noticia se tienen en cuenta cinco elementos importantes: qué, quién, dónde, cómo y por qué. Estos elementos muchas veces se sustituyen por estos otros: inexactitud, superficialidad, inmoralidad, parcialidad y morbosidad. No quiero creer que la sociedad prefiera esconder la cabeza bajo tierra como los avestruces, para no ver todas las mentiras de este gran circo que se ha montado alrededor de la política y la comunicación.

Pero existen valientes a quienes quiero homenajear, aquellos periodistas que arriesgaron su vida por contar las cosas tal como son en la realidad. La función del periodismo es contar la verdad sin adulterar a la sociedad, la prensa está muy lejos de cumplir con este objetivo. Esta es la razón por la que el periodismo ha perdido credibilidad y se encuentra entre los tres oficios más desprestigiados que existen.

Después de la imprenta Internet ha supuesto una nueva revolución en la comunicación, la tecnología permite acceder a una gran cantidad de información y la interactividad con otros consumidores de noticias, ¿pero hemos avanzado en cuanto a una mayor calidad de la información? Si las noticias que de verdad importan se silencian, suavizan o distorsionan, ¿de qué no sirve la abundancia informativa?, pues todo es más y más de lo mismo: la vanidad de lo superfluo e incompleto.

Juanjo Conejo
Estudiante de 2º curso de periodismo