diumenge, 26 de gener del 2014

59 MINUTOS CON MONTSERRAT TURA



15 de junio de 2.012. Son las 10:00, y me dirijo a toda prisa desde la parada del metro “Arc de Triomf” hasta el Parlament de Catalunya. He quedado a las 11:00 con la Sra. Montserrat Tura, la que fuera Consejera de Justicia de la Generalitat de Catalunya de 2.006 a 2.010, Consejera de Interior de 2.003 a 2.006 y alcaldesa de Mollet del Vallés desde 1.987 a 2.003. Actualmente es diputada al Parlament por el “Partit dels Socialistes de Catalunya”. Sin ninguna duda, esta será una de las entrevistas más trascendentales de mi vida, la oportunidad de conversar a tan solo un metro de ella, y todo un lujo poder hacerlo durante una hora.

Me siento privilegiado por tener esta ocasión, esperada por mí desde hacía mucho tiempo. Independientemente de mis ideologías políticas, ella es uno de los personajes políticos que más admiro. Tenemos en común haber nacido en la misma ciudad, Mollet del Vallés, y sentir por esta ciudad el mismo cariño. No es extraño que cuando hablo de esta ciudad sus ojos parezcan estrellas. Es la primera vez que estoy en el Parlament, al cual llego siguiendo las indicaciones de uno de los operarios del “Parc de la Ciutadella”, por el camino de la estatua del Mamut. Al llegar tengo que pasar por la barrera de seguridad y después por la recepción, y me encuentro con personal dotado de gran amabilidad. Entrar al Parlament es más sencillo de lo que yo pensaba, creí que quizá hasta me cachearían. Me alegró mucho saber que también se podían tomar fotografías de tan insigne lugar. Me quedo impresionado por la pomposidad del Parlament, el cual contrasta con la sencillez de la Sra. Montserrat Tura, quien consigue darle al lugar el toque de humanidad que todo lugar público debe tener. Su secretaria me invita a pasar al despacho de la molletana diputada, y enseguida me doy cuenta que a ella le gusta más escuchar que hablar. Hubieron algunos momentos en la conversación en que sus ojos se iluminaron, con la luz de quien demuestra sentir pasión.

Ella habló poco, (pues tuvo la gentileza de dejarme hablar a mí casi todo el tiempo), pero fue suficiente para percibir que se siente muy orgullosa de sus raíces, una familia campesina. Descubro ante mí a una mujer muy segura de sus convicciones, pero al mismo tiempo tolerante con otras formas de pensamiento. Rigurosa y flexible al mismo tiempo. Calculadora, pero no carente de sentimientos. Le gusta que la sigan por convencimiento propio, sin tener que manipular a sus seguidores. Le gusta más apasionar que convencer. Cree en los llaneros solitarios. Su secretaria nos interrumpe tan solo dos veces a lo largo de la reunión, en la primera interrupción abre la ventana para refrescarnos un poco, pues hace un día muy caluroso. Por la ventana, como si se tratara de la sinfonía de decenas de aves, podemos escuchar el agradable sonido de un grupo de niños que han venido a visitar el Parlament. La Sra. Tura comenta que ese sonido le da la sensación de hallarse cerca de una escuela. El agradable alboroto de esos niños en la puerta del Parlament, junto a la fuerza juvenil de la Sra. Tura, forman una exquisita melodía. Los ojos de la diputada socialista son pequeños, pero son capaces de ver mucho más allá de las apariencias. Mujer pequeña por fuera, pero gigante por dentro. Le hablo de la posibilidad de llegar a ser presidenta de la Generalitat de Catalunya, y ella me responde que es muy difícil, pero enseguida añade sin pestañear: “Pero no es imposible”.

Se nota que realizó la carrera de medicina, pues mostró un interés especial cuando le hablé de los que padecen la dolorosa enfermedad de la fibromialgia, y de las terapias naturales que pueden darles esperanza. Esta fue una de esas ocasiones en que sus ojos brillaban encantadores. Pude hablarle de mi conversión al cristianismo hace casi treinta años, y darle mi opinión acerca que habían más cosas en común entre la iglesia católica y protestante que diferencias; y que esas diferencias eran más bien de formas que de contenido. Ella escuchó con mucho respeto. Cuando le comenté mi interés por acceder a la carrera de periodismo, debido a mi pasión por la comunicación, sus ojos volvieron a destellear. Puedo comprenderlo, a ella le gusta comunicarse; y de hecho, ella lo hace con un estilo tan apasionado, que en una ocasión escuchando uno de sus discursos se me escapó la palabra “Amén”. Si alguna vez consigo ser periodista, me gustaría escribir acerca de las personas que hay detrás de los personajes.

Me gustaría escribir acerca de las cosas que los ojos no ven, escribir desde la sensibilidad del corazón y de las percepciones del espíritu. Este texto es mi primer ejercicio de novato, y ha sido un placer que la Sra. Tura haya sido el primer personaje a quien haya podido describir con pinceladas al estilo “Van Gogh”. Yo no soy un profesional de la política ni del periodismo, pero no es necesario para darme cuenta que la Sra. Tura vale mucho más que su peso en oro, y para describirla como uno de los personajes más prometedores de la actual política catalana. El encuentro no me decepcionó. La atenta secretaría de la Ex-Consejera nos hizo una foto para rematar la ocasión. Regresé por el camino del Mamut, esa estatua de piedra que me recuerda a políticos que nunca evolucionaron, que quedaron atrapados como fósiles en las rocas de una política que hoy en día no es suficiente para sacar al país de la crisis. Sin embargo la “Cuadriga de la Aurora” que corona la Cascada Monumental, sugiere ideas de progreso y libertad más en la línea de la Sra. Montserrat Tura, con una clara diferencia, el Carro de la Aurora tan solo tiene un baño en oro, aparenta lo que no es; entretanto que la famosa mano de la Sra. Tura que cubre con su guante de seda, no es de hierro pintado en oro, sino del mejor acero con el cual se forjan las espadas de los nobles guerreros. Ella no necesita aparentar; ella es lo que ves: sencillez, honestidad, pasión y eficacia.

Posdata:

No soy, ni nunca he sido militante socialista. Este texto es el resultado de mi admiración por la Sra. Montserrat Tura, no una campaña política a su favor. Admiro antes a las personas que a los partidos a los que representan. Mi opinión es que esta diputada molletana, engrandecería y enriquecería cualquier partido político del que ella fuera militante. Me gustaría verla como presidenta de La Generalitat de Catalunya, independientemente que mis ideales políticos coincidan o no plenamente con los de ella.

Juanjo Conejo
Estudiante de 1º de periodismo

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