16 de diciembre de 2013
En Cataluña la historia
de la prensa comienza con el nacimiento en la ciudad de Barcelona del
“Diario Curioso” en 1762. Treinta años después llegaría un
hecho aún más importante, la fundación del “Diario de Barcelona”
en 1792. La prensa catalana tuvo su auge a lo largo del siglo XIX,
experimentando su mayor gloria entre los años 1890 y 1920, donde se
consolidaron los diarios modernos basados en la objetividad y la
imparcialidad.
Han pasado dos siglos y
medio, mucho ha llovido desde entonces sobre las páginas escritas de
la prensa, la tinta se ha corrido, los valores se han perdido y yo me
pregunto: “¿Qué queda de la pasión, de la ética, de la
objetividad y de la imparcialidad de esa antigua forma de hacer
periodismo?”. Me planteo serias dudas acerca de la objetividad de
la prensa de hoy, que más bien parece servir a determinados sectores
de la sociedad y no a la ciudadanía en general. Los grandes grupos
empresariales de comunicación actuales, a los que pertenecen los dos
diarios más importantes de Cataluña, “El Periódico” (Grupo
Zeta) y “La Vanguardia” (Grupo Godó), ¿están motivados por la
veracidad y la neutralidad informativa, o tan solo se han convertido
en un negocio más sin moralidad donde lo importante es hacer
dinero?.
Hace una semana, Santiago
Tejedor, Vicedecano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de
la UAB (Universidad Autónoma de Barcelona), realizó la siguiente
afirmación: “En la actualidad el periodismo es uno de los tres
oficios con más desprestigio que existen”. La prensa catalana ha
perdido credibilidad, es papel mojado, ¿estamos en la era de la
desinformación?. En la Wikipedia puede leerse lo siguiente: “La
desinformación
es la acción y efecto de procurar en los sujetos el desconocimiento
o ignorancia y evitar la circulación
o divulgación del conocimiento de datos, argumentos, noticias o
información que no sea favorable a quien desea desinformar.
Habitualmente se da en los medios de comunicación”.
¿No puede ser este el motivo de esa pérdida de prestigio del oficio
periodístico?. No cabe duda, la prensa está vendida, o como mínimo
controlada por el poder económico y político.
El periodista no es libre para ejercer su oficio según los valores
con que su labor debería ser abanderada.
Entre 1868 y 1874 se
produjo una revolución en el campo del periodismo, coincidiendo con
la concentración de la población en las ciudades y la difusión de
la alfabetización. Catorce décadas después nos hallamos en plena
era digital. ¿Es necesaria una nueva revolución?. Hay páginas en
blanco esperando que toda la verdad sea escrita, harán faltas ríos
de tinta para decir todo cuanto no se ha dicho, y que debe ser dicho
le pese a quien le pese, y pase lo que pase, si es que el periodismo
quiere recobrar la dignidad que merece como labor social, la de
llevar a toda la población una información verdaderamente objetiva
e imparcial. Nunca antes ha sido tan necesario que la palabra escrita
sea esgrimida como una espada en la lucha contra la corrupción. Para
la salud intelectual de la sociedad es necesario que la prensa
aplique el bisturí sobre el cáncer desinformativo que nos amenaza,
y cuyos síntomas se observan desde hace mucho tiempo, una crisis de
valores, de aquellos principios de los cuales la prensa debe ser
estandarte. La resurrección es la revolución: Devolver el alma al
periodismo.
Juanjo conejo
Estudiante de 1º de periodismo
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada