Para Naomi Klein, las
guerras, las represiones y las crisis económicas son técnicas
previamente elaboradas y llevadas a cabo con el fin de introducir en
el mundo el neoliberalismo. Tal afirmación me parece demasiado
simple, sería reconocer que la sociedad está completamente ciega,
que se ha vuelto incapaz de analizar de forma juiciosa los
acontecimientos de nuestra historia reciente, y por ende incapaz de
tomar las decisiones más apropiadas para el bienestar general de la
sociedad.
Klein traza un
paralelismo entre la doctrina del shock y los acontecimientos en la
sociedad a nivel mundial en los últimos sesenta años. Como teoría
resulta interesante, pero dudo de la validez de su planteamiento, ya
que creer en esa teoría implicaría salir a la calle y hacer algo al
respecto, y hemos de reconocer que eso no está ocurriendo. Más bien
la sociedad está sumida en un sueño, quizá provocado por la
verdadera doctrina del shock, el caos mundial.
¿Y si las teorías que
abandera Klein son un marketing para vender su libro? Cuesta creer
que exista tanta maldad disfrazada de política, y que hechos tan
espeluznantes oculten simplemente intereses económicos. Creer que
está ocurriendo un capitalismo del desastre, como una técnica para
hacer nuevos negocios, o que las guerras están provocadas para
favorecer a la industria del armamento, se me antoja un análisis
demasiado superficial.
Considero que el
verdadero enemigo de la humanidad no es el capitalismo, ni el
neoliberalismo, sino la indiferencia con que la sociedad pueda tomar
acontecimientos trascendentales de la historia. La fuerza de la
doctrina del shock se basa en el aislamiento sensorial, que según el
Dr. Donald Hebb, tiene como objetivo reducir la capacidad crítica y
nublar la mente, lo que lo convierte en un arma potente, tan potente
que le hizo abandonar el experimento basado en el aislamiento
sensorial. Si esto fuera así, sería un contrasentido, precisamente
porque este shock provoca la reacción contraria, es decir, sacarnos
de la rutina y elevar nuestra capacidad crítica, despertando en la
sociedad el instinto de la revolución.
La sociedad no es tan
débil como para poder manipularla tan fácilmente, por eso creo que
Ewen Cameron se estaba equivocando en sus descabellados experimentos,
al desconocer la verdadera fuerza de resistencia de la naturaleza
humana. Tal como dice el documental al final, la doctrina del shock
solo funciona si no sabemos que existe, pero lo sabemos, y lo sabemos
mucho antes de que en 1.951 se reunieran representantes de las
agencias de inteligencia occidentales para lograr que el ejército
financiara una investigación sobre el aislamiento sensorial. Esta
técnica no es nada nuevo, existe desde el origen del hombre, y no es
fruto de la inteligencia, sino de la depravación humana. Un hecho
que me sorprende es que Milton Friedman lograra en 1.976 un Premio
Nobel de Economía con planteamientos tan antiguos como la humanidad.
Friedman no descubrió nada nuevo, tan solo dio rienda suelta a una
imaginación delictiva, con su teoría de que las crisis pueden
usarse para una "terapia de shock" a favor del libre
mercado como la única vía para escapar de la decadencia económica
y de la pobreza masiva.
¿Acaso se pretende
desviar la personalidad de la sociedad aplicando a la política y a
la economía el manual KUBARK contra el espionaje? ¿Sembrar el miedo
hacia un enemigo imaginario para forzar a la sociedad a aceptar el
capitalismo? ¿Aterrorizar al pueblo para que acepten medidas
económicas que favorezcan el neoliberalismo? ¡Esto es completamente
absurdo! Estaría de acuerdo si pensara que la sociedad se volvió
loca, que se embriagó de estupidez. Confío que la sociedad sabrá
sacudirse de encima toda política que vaya contra los principios
éticos esenciales, que sobrevivirá a todas las doctrinas del shock,
si es que existen realmente. Creo que lo que está ocurriendo
realmente es que se ha perdido el control, y nadie sabe como
recuperarlo, por tanto, se atacan los unos a los otros, movidos más
por el pánico que por la inteligencia.
Negar la historia es
cerrar los ojos, perder el uso de la razón, y repetir los errores
del pasado. Y la historia demuestra que el bien ha logrado siempre
vencer al mal, aunque sea a precio de la sangre de muchos inocentes.
Así seguirá ocurriendo. Mirar hacia atrás resulta duro, muy duro,
pero es necesario para comprender que todos los intentos de mentes
depravadas para alcanzar riqueza y poder por toda clase de métodos
producto de la imaginería humana, han fracasado estrepitosamente.
Todas las formas de gobierno y sistemas políticos son frágiles,
ninguno logra resistir en el tiempo. Esto es positivo para la salud
social y el bien de la humanidad. Solo la cordura colectiva nos lleva
siempre hacia delante.
Por tanto, me parece muy
retorcido pensar que el atentado del 11-S de 1.991, por citar un
ejemplo, fue un plan elaborado para dar auge al negocio de la
seguridad. De la misma manera, me parece una locura pensar que las
crisis económicas y las catástrofes ambientales hayan sido usadas
para introducir reformas neoliberales que han llevado a la demolición
del Estado del Bienestar, así como pensar que “la guerra al
terror" sea la excusa para ocultar la venta de la defensa
nacional a las empresas privadas y el pleno control del petróleo. No
puedo creer que exista tal grado de maldad en la humanidad. ¿Utilizar
la guerra como tortura de masas?, creo que realmente nadie desea las
guerras, y que estas no son beneficiosas para nadie, por tanto, ¿por
qué provocarlas?
Lo que sí existe es un
caos mundial, al que nadie sabe poner orden, porque nadie sabe
exactamente lo que está pasando. Y eso sí que es una auténtica
doctrina del shock, la doctrina del caos, de la que nadie se confiesa
inventor, pero que afecta al mundo desde un extremo al otro.
Juanjo Conejo
Estudiante de 1º de periodismo
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