Un
hombre (o mujer) se siente un fracasado sin un hogar donde cobijar y
cuidar a su familia, y aunque el hogar no son los ladrillos con los
que está construido un edificio, el cemento es necesario para dar
forma a ese concepto al que llamamos “hogar”. La frase “el
dinero no da la felicidad” se ha dicho hasta la saciedad, pero
también es cierto que si no se pueden cubrir las necesidades básicas
el dinero resulta esencial para llevar una vida como mínimo digna.
Desde que estalló la crisis se han producido en España más de
400.000 ejecuciones hipotecarias y una gran parte ha acabado en
desahucio. Este drama afecta a miles de familias, siendo la falta de
empleo la causa principal de esta alarmante situación. ¿Quién dijo
que los hombres no lloran?, quizá lo hagan a escondidas para que sus
hijos no les vean, alguien en la familia tiene que estar fuerte,
aunque solo sea en apariencia. El desahuciado mira al cielo e intenta
sonreír, aunque los valores más altos de la sociedad hayan sido
pisoteados. Pero no pierde la esperanza de que alguien salve al niño
de la cara sucia.
¿A
quién le importa en realidad?, no al Gobierno desde luego, los
políticos solo manejan datos estadísticos, no se preocupan por
conocer quien hay detrás de cada historia de desahucio. Sin embargo,
cuando quieren cosechar votos organizan los llamados “café
tertulia” para hacer ver que se interesan sinceramente por las
necesidades de la gente. No ven al pueblo como personas que tienen
unas necesidades que cubrir, sino como votos potenciales para
conseguir sus propios propósitos. Hay que recordarles que de
fragilidad estamos todos vestidos, que nadie escapa a un posible
infortunio. Cada día sale el Sol para todos, incluso para los
políticos corruptos que engañan al pueblo haciéndoles creer que el
bienestar de la gente les importa. Son payasos de un circo falsamente
llamado democracia. Gran ciudad de luces y de desencantos, de colores
y de lamentos. Que caigan mis lágrimas sobre el cemento, mezcladas
con la arena, se convertirán en hormigón para construir un hogar
donde no falte la leña y no pase frío el niño de la cara sucia.
Juanjo
Conejo
Estudiante de 2º de periodismo
Autor de la pintura: Jesús Hurtado
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