Fusión pintura y poesía
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El alma del periodismo
dimecres, 5 de juny del 2019
dissabte, 5 de setembre del 2015
UN ACTO HISTÓRICO DE VALENTÍA
El
miedo cierra la boca de los que temen por su vida. Se ríe en nuestra
cara la democracia, se burla de aquellos que no se dan cuenta de que
no se puede esclavizar mediante el poder de leyes injustas, hechas a
la medida de dictadores que se disfrazan de legalidad. Y los que
deberían ser ejemplo de civilización dejan entrever su inhumana
calaña. La conciencia natural, aquella que no está contaminada por
la política de los tiranos, habla a la más pura razón: todos
tienen el mismo derecho a elegir libremente su destino. Ante la
mirada de la justicia perfecta todas las naciones de la tierra tienen
la intrínseca potestad de disfrutar de un gobierno independiente o a
decidir libremente someterse a las políticas centrales de otros
gobiernos.
Usar
la superioridad para someter a los pueblos es un acto de crueldad. La
violencia contra los derechos fundamentales es una acción deliberada
de criminalidad cuyos argumentos de defensa nunca triunfarán en el
tribunal de la conciencia. Imponer la voluntad a la fuerza engendra
odio, mas los pactos que se firman desde un régimen de libertad
cosechan la paz. La estrategia del miedo al desastre se utiliza como
un arma arrojadiza contra los que aspiran a la independencia. Pero,
¿cuáles son las auténticas motivaciones de los que aspiran a una
nación libre?, ¿el estado del bienestar o el sentimiento de honor y
dignidad?, si la razón es el orgullo patriótico no hay que tener
miedo a perder el estatus económico.
La
sangre ha sido el precio de la libertad a lo largo de la historia,
¿quién está dispuesto a comprarla con esa moneda?. Cuando leo la
Declaración de Independencia de los Estados Unidos, de fecha 4 de
julio de 1776, firmada por Thomas Jefferson y Benjamin Franklin entre
otros grandes políticos de renombre, llaman poderosamente mi
atención las palabras finales: “Empeñamos mutuamente nuestras
vidas, nuestras fortunas y nuestro sagrado honor”. Esa frase fue el
broche de oro del discurso y la razón del éxito de semejante hazaña
política. Estaban dispuestos a todo. En ocasiones no hay otro
camino, siendo el riesgo y el peligro la única alternativa. Para ser
nación hace falta más que tener un himno y una bandera, es
indispensable un acto histórico de valentía.
11 de septiembre de 2015
Juanjo
Conejo
Estudiante de 3º curso de periodismo
diumenge, 31 de maig del 2015
DESINFORMACIÓN EN LA ERA DE LA COMUNICACIÓN
A mediados del siglo XV Gutenberg revolucionó la
comunicación con su invento: la imprenta. Esta nueva máquina puso al alcance de
todos la posibilidad de comunicarse a gran escala. Pero enseguida se levantaron
los poderes políticos y religiosos, había que silenciar a la sociedad para
seguir manteniendo su hegemonía. Estamos en el siglo XXI y este patrón no ha
cambiado, aunque nos hallemos en un mundo falsamente llamado democrático. El
periodismo ha perdido su papel social como denunciante de las lacras que nos
envuelven, y en muchas ocasiones se ha vendido a la conveniencia económica,
convirtiéndose en un mero negocio, perdiendo de esta manera su fuerza moral.
Hay programas que pierden el tiempo dedicándolo a noticias
que se dedican a mantener la mera curiosidad de los ciudadanos en lugar de
profundizar en el por qué de las noticias que de verdad son importantes. En el
periodismo cuando se redacta una noticia se tienen en cuenta cinco elementos
importantes: qué, quién, dónde, cómo y por qué. Estos elementos muchas veces se
sustituyen por estos otros: inexactitud, superficialidad, inmoralidad,
parcialidad y morbosidad. No quiero creer que la sociedad prefiera esconder la
cabeza bajo tierra como los avestruces, para no ver todas las mentiras de este
gran circo que se ha montado alrededor de la política y la comunicación.
Pero existen valientes a quienes quiero homenajear, aquellos
periodistas que arriesgaron su vida por contar las cosas tal como son en la
realidad. La función del periodismo es contar la verdad sin adulterar a la
sociedad, la prensa está muy lejos de cumplir con este objetivo. Esta es la
razón por la que el periodismo ha perdido credibilidad y se encuentra entre los
tres oficios más desprestigiados que existen.
Después de la imprenta Internet ha supuesto una nueva
revolución en la comunicación, la tecnología permite acceder a una gran
cantidad de información y la interactividad con otros consumidores de noticias,
¿pero hemos avanzado en cuanto a una mayor calidad de la información? Si las
noticias que de verdad importan se silencian, suavizan o distorsionan, ¿de qué
no sirve la abundancia informativa?, pues todo es más y más de lo mismo: la
vanidad de lo superfluo e incompleto.
Juanjo
Conejo
Estudiante de 2º curso de periodismo
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